Admitir que has cometido un error puede ser un golpe para tu ego. Pero discutir o culpar a otros (o tratar de esquivar diciendo algo vago como «Se cometieron errores …») solo empeorará las cosas.
Es mucho mejor responsabilizarse de la situación para que pueda despejar el aire y seguir adelante. Trágate tu orgullo y simplemente di «Me equivoqué», ofreciéndote una breve explicación sin poner excusas.
Si su error tuvo un efecto negativo en los demás, confírmelo. Escuche realmente sus reacciones, no se ponga a la defensiva ni interrumpa.
Luego explique lo que está haciendo para remediar el error, incluidos sus impactos sustantivos (dinero, tiempo, procesos) e impactos relacionales (sentimientos, reputación, confianza).
Esté abierto a comentarios sobre lo que está haciendo. Y cuéntales a los afectados por tu error lo que has aprendido sobre ti mismo («Me doy cuenta de que a veces ignoro a las personas con las que no veo cara a cara») y qué harás de manera diferente en el futuro.