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Las empresas familiares privadas tienen mucha libertad para definir el éxito. 

Sin embargo, muchos fundadores y propietarios no tienen claro qué es exactamente lo que quieren que su empresa logre, lo que lleva a un conflicto de prioridades y a una toma de decisiones poco clara. 

Tener claro el propósito, la misión y las metas a corto, mediano y largo plazo asegurará que todos los intengrantes de la familia involucardos en la empresa y todos los colaboradores que trabajen en ella dirigirán sus esfuerzos al logro de los objetivos comunes.

Eso se dice muy fácil pero en las empresas familiares se presenta un virus muy particular : el virus de la falta de humildad : «mi familia viene haciendo esto por varias generaciones y siempre ha funcionado».  En esta frase, ¿dónde está la definición de éxito?  y lo  que es peor aún, ¿donde está la definición de éxito actual?

Y todo comienza por preguntarse a sí mismo si está más interesado en el crecimiento (maximizar el valor financiero de la empresa), la liquidez (generar flujo de caja para su uso fuera de la empresa) o el control (conservar la autoridad para tomar decisiones). Alcanzar los tres objetivos es difícil, si no imposible, por lo que es mejor centrarse en uno o dos. 

Piensa cuidadosamente por qué iniciaste  (o decidiste continuar con) la empresa y cuál de las tres metas están más alineadas con tus objetivos. Y comparte tus ideas con tus familiares involucrados para recibir feedback de ellos. Recuerda que el LIDER no es el que lo sabe todo sino el que sabe dónde conseguirlo todo… 

Y no te olvides de revisar tus elecciones a medida que las cosas cambian, ya sean factores externos como la economía o factores internos como un cambio en la dirección de la empresa. 

Lo que funcionó bien en un entorno puede ser un desastre en otro.