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Extrae la lección. ¿Se podría haber previsto el problema de manera realista?

A veces, estamos cegados: usted firmó un contrato de arrendamiento justo antes de que ocurriera un desastre natural, o la estrategia de la compañía cambió drásticamente justo después de que aceptó un nuevo trabajo. Pero también hay muchas malas decisiones que, si somos honestos, podríamos haber evitado. Tal vez no investigó con cuidado al nuevo candidato para el puesto de trabajo, y confió en su instinto en lugar de buscar a fondo a sus supervisores y colegas anteriores. Tal vez haya pasado por alto las crecientes señales de problemas económicos y haya seguido adelante con la nueva línea, a pesar de saber que las marcas de lujo a menudo luchan durante una recesión. O tal vez no escuchó las dudas de su esposa sobre la reubicación, y ahora se ha intensificado en una crisis en toda regla.

Tomar una mala decisión es doloroso, pero puede al menos redimirlo parcialmente aprendiendo de la experiencia.

Tómese el tiempo para entender dónde salió mal. ¿Eras demasiado descuidado, o escuchaste fuentes poco confiables, o fuiste ciegamente demasiado optimista?

Comprender los sesgos de toma de decisiones y formular un plan para superarlos puede ayudarlo a ser más inteligente la próxima vez.

Comparte el conocimiento. Es mucho más fácil barrer malas decisiones debajo de la alfombra y pretender que nunca sucedieron. Pero hay poder en asumir la responsabilidad. Cuando Jared Kleinert lanzó un curso en línea -por el que prometió a los socios $ 11,000 por adelantado- y vendió cero copias, fue un fracaso masivo. Pero cuando escribió sobre su experiencia públicamente, diseccionando las razones detrás de sus malas decisiones y compartiendo esas lecciones con otros, cambió el discurso. «En el momento en que lo publiqué, todos decían cuán vulnerable … y transparente era», dijo Kleinert cuando lo entrevisté. «Creo que atrae el respeto de la gente».

Desafortunadamente, tomar malas decisiones es parte de la vida: nadie tiene una tasa de éxito del 100%. Aun así, es difícil admitir nuestros errores, en una cultura que a menudo los esconde. Pero cuando lo haga, y trabaje para remediarlos de manera rápida y honesta, puede mitigar el problema inicial y ganarse el respeto duradero de sus pares.